08 abril 2010

Casualidad

Si hay algo que siempre me hace feliz y me llena de asombro son las casualidades. Las amo desde niña y me han pasado tanto que a veces las espero como si se tratase de lo más natural del mundo. Están llenas de magia y misterio. Y al parecer se confirma esa vieja premisa de que todos estamos conectados con hilos invisibles.
Esta historia se remonta a mi niñez cuando yo estaba enamorada de nuestro planeta (bueno, lo sigo estando) a través del libro Nuestro Mundo, del cual les hablé antes. Solía también ver un programa en la tele que se llamaba El Planeta Azul. Recuerdo que aparecían niños de todos los lugares, con sus vestimentas típicas y viviendo su cotidianidad. Pero como les comenté, mi libro Nuestro Mundo era una de las cosas con las que más disfrutaba y soñaba. Era pura mágia para mí saber que la Tierra estaba viva, saber de dónde venían los ríos o que los mares estaban poblados de criaturas inimaginables (salvo por Julio Verne que sí las podía imaginar). Cuando alguien me decía que era de otro país, le preguntaba cosas acerca de su vida. Y los acentos de otros lugares me encantaban. Las monedas, las postales, los mapas de ciudades. A esto se le unió que tuve profesores de distintas nacionalidades cuando estuve en secundaria.
Antes no era tan sencillo saber del mundo. Teníamos que recurrir a las bibliotecas públicas o privadas, a enciclopedias, a fotos amarillas por lo viejo, a revistas o paquetes turísticos donde apenas podíamos ver cuatro o cinco fotos de la ciudad o país que nos interesaba. O podía llegar alguien que había viajado a cualquier parte y yo me quedaba fascinada por las fotos que traía, normalmente pocas, tal vez dos rollos de 36 fotos.
Con mi libro Nuestro mundo soñaba con conocer todos esos sitios y todas las cosas explicadas ahí. Pero nunca de niña imaginé que alguien más podía tener mi libro en la Tierra.
Y fue una bella sorpresa que me remontó a mi niñez, cuando luego de publicar aquí un post sobre Nuestro Mundo, Luisina, que vive en Rosario, Argentina, me exclamara en un comentario que ese había sido su libro favorito en la infancia y que justo el día anterior a mi post ella le estaba diciendo a su esposo justamente eso, pero que su madre lo había regalado a la caridad (sin avisarle). Me pidió que por favor se lo enviara fotografiado, hoja por hoja, por su puesto.
Ahora me imagino a nosotras dos, niñas, leyendo hace tal vez treinta años a la luz de la mesita de noche de nuestros respectivos cuartos, ella en Argentina y yo en Venezuela, las dos a la vez soñando con el mundo, con saber sobre la Tierra y con conocer a otra niña de otro país.
Lo que esas pequeñas no imaginaron fue que treinta años después una de ellas le iba a mandar el libro fotografíado a la otra, por algo llamado internet, que en esa época ni soñaba con existir. Ellas no imaginaron que se conocerían ya adultas con ese recuerdo del libro intacto. Las niñas, en nuestro pasado, deben de estar sonriendo. Yo las saludo desde este tiempo. Y les digo que sí, conocerán a otras personas de otros lugares del mundo y se sentirán felices al saberlo. Y viajarán y vivirán.
En este libro están todos esos recuerdos condensados de otra época, una época feliz. Y adoro saber que llegó hasta este tiempo para compartirlo con Luisina, quien pienso que años después le contará la historia a su hija y que posiblemente le muestre las imágenes del libro, donde dice cómo se forma una playa o cómo se mueven las placas de la Tierra y le enseñe donde vivía la persona que le mandó el libro de su niñez.


Casualidad

04 abril 2010

Minimalismo

Hace ya mucho tiempo escuché la frase Menos es más y la adopté desde el primer momento, tanto así que siempre la tengo presente. Esa premisa la aplico en muchas áreas de mi vida, por ejemplo, al conversar con alguien, al escribir una carta, al adornar mi casa.
Por eso disfruté este mes de marzo el hacer fotos minimalistas para el grupo La vuelta al mundo. Tomar este tipo de fotos no es una tarea fácil y siempre queda la duda de si la imagen es realmente minimalista o no. Me parece que es un tema para fotografos avanzados más que para nosotros, los iniciados en esta afición. Pero, como siempre, me divertí mucho sacando estas imágenes.
Si quieren ver más fotos minimalistas les recomiendo visitar Casi en Serio, donde aparece un resumen de los trabajos hechos este mes.



Nostalgia

Tenue instante

Huellas

Flores en la tarde

Sueño