16 julio 2013

Pensando en Ulises

Me gustaría extenderme. Hablar sobre el delicioso viaje que se puede hacer a Rodas, una gran isla griega pegadita de Turquía, en el mar Egeo, donde dicen de disfrutar del Sol más de 300 días al año. O sea, un lugar ideal para los amantes del astro rey. Nos fuimos en temporada baja, así que las multitudes aún no habían llegado. En esos días nos dejamos arrastrar por la ilusión de estar en un lugar apartado, aunque Rodas es uno de los lugares turísticos preferidos por los europeos, según leí por ahí.

Luego de pasar un invierno y una primavera bien fría, sin Sol, bien oscura, visitar Rodas fue como una gran escapada para vestir sandalias y faldas todo el tiempo. El clima estaba delicioso, el cielo azul intenso, con un Sol desenfadado. Rodas es una isla con colinas, así que el paisaje varía desde la costa hasta las montañas. 

Lo más impactante son las ruinas grigas que hay ahí. Para aquellos que se sienten atraídos por el pasado y por nuestros orígenes, Rodas es una isla perfecta para combinar en un mismo día un paseo la playa con visitas a ruinas que datan del año 500 antes de Cristo. Poner el pie por donde pasaron los antiguos griegos para ir a celebrar una ceremonia en honor a la diosa Atenea, la poderosa diosa de la guerra, no tiene comparación. Y la energía de la isla es potente, con sus pequeños monasterios sobre las colinas. Era cerrar los ojos e imaginarse al viajero Ulises navegando a lo lejos. Era imaginarse a los grigos asistiendo a la presentación de alguna tragedia en alguno de sus anfiteatros. Dejarse llevar por los mitos y las historias de lo que llamamos "el origen de la civilización". Era meterse en los inicios de la literatura.  Era pensar en Homero y su famosa Odisea. Imaginarse a Elena y al Caballo de Troya. Era escuchar el canto de las sirenas y tenerse que amarrar a la punta del avión para tener la fuerza para regresar al frío londinense.

De la isla en general me impresionó que estuviera limpia. Se siente una isla própera, a pesar de las noticias sobre la crisis griega. Me parecieron unos expertos en turismo. Hablan varios idiomas, inglés, italiano, holandes, alemán. Realmente saben aprovechar lo que tienen. Y con el buen clima de la isla producen muchas cosas para su propio consumo y para el turismo. Las aceitunas son una delicia. Su historia es extensa y variada. Los Cabelleros de la Orden de San Juan pasaron por ella, durante el imperio Bizantino, dejando la ciudad amurallada, construída sobre las ruinas de la ciudad de Roda de los antiguos griegos, impactante por sus grandes murallas, su zona árabe y el museo arqueológico, en donde brillan los tesoros desenterrados de las excavaciones hechas por toda la isla.

Lindos, unas ruinas sobre un peñasco al borde del mar, con dos bahías, una a cada lado, fue uno de los lugares que más me impactó. Aquí les dejo algunas fotos de Lindos, un paisaje que se quedó marcado en mi memoria, con sus aguas verdes, cristalinas y serenas. Su pueblo, aunque marcadamente turístico, está hermosamente labrado para dejarse perder por sus callecitas llenas de historia. Espero en un próximo post traerles más fotos.