Impresiona que Gaudí estuviera consciente de que no la iba a poder ver terminada y de que otras generaciones lo harían por él.
Las famosas esculturas de Josep Maria Subirachs de la fachada de la Pasión transmiten toda la fuerza y las emociones de los pasajes biblicos que recrean. Son hermosas las facciones de Cristo en su sufrimiento y de San Pedro cuando lo niega e inclusive las figuras del beso traicionero de San Judas.
Y desde las torres se aprecian los hermosos y delicados decorados que envuelven la fachada del Nacimiento.
Dentro, la luz y la verticalidad vertiginosa lo ocupan todo en el diseño que Gaudí pensó basado en un bosque.
Los colores de los vitrales atrapan la mirada y el pensamiento. Es la combinación de colores perfecta para calmar los sentidos. Y el corazón termine encojido.
Nada más feliz que dejarse atrapar por una edificación construída pensando en el hombre y pero también en lo sublime.
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