Mostrando entradas con la etiqueta sol. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta sol. Mostrar todas las entradas

09 enero 2016

Cádiz una ciudad que enamora

Alguna vez escuché la existencia de la ciudad de Cádiz. Pero me parecía muy lejana, uno de esos lugares que no sabes si conocerás. Una amiga me dijo "Cadiz es hermosa" y eso se me quedó grabado en mi mente. Suelo escuchar a la gente viajera y adoro hablar de viajes y lugares. Y siempre me sugieren sitios preciosos. Antes de llegar a Cadiz no me imaginaba cómo podía ser la ciudad. Ni si quiera la busqué por internet. Dio la casualidad de que al mudarnos a España, mientras esperábamos la mudanza que venía de Londres, nos lanzamos unos días de vacaciones al sur de España, especificamente a Conil de la Frontera, Andalucía, para bañarnos no sólo de mar sino de Sol. Ya instalados ahí, en un pequeño y lindo hostal, decidimos ir un día a esta ciudad.

Al pisar las calles del casco antiguo, ya la atmósfera parece llenarse de historia. Las viejas ventanas saludan a los viajeros mostrando descaradamente su hermosa arquitectura. Las calles no están llenas de turistas, al menos cuando fuimos, en pleno verano, y eso hace que la ciudad sea mucho más amable que cualquier otra. Y es que enamora a primera vista. Así que no pude evitar tomar unas fotos aquí y allá para colgarlas aquí cuando tuviera el chance.

Está rodeada de mar, cual isla, unida a la tierra por un pequeño istmo. Así que el océano se asoma en cada esquina. Además, la luz brillante del sur de España se filtra por cada huequíto y parece llenar de encanto cada rincón. Esta preciosa vista se observa desde la Torre Távira, un sitio perfecto para admirar la ciudad y conocer un poco más de su rica historia.

Es uno de esos sitios donde sentarse en un café por largas horas con un libro en las manos, parece lo natural. O a lo sumo, relajarse, tomar nuestra bebida en pequeños sorbos y dejarse llevar por el ritmo lento de la ciudad. 

Para refrescarse o dejar que el viento marítimo despeine nuestros cabellos, es casi obligado dar un paseo por la Alameda de Apodaca y fotografiar sus lindas fuentes y sus bungavilleas.

Y aunque la catedral no aparece en la siguiente foto, bien vale la pena visitar esta plaza, la plaza de la catedral. En especial me encantaron esas grandes palmas, entre los cafes.





No veo la hora de volver y conocerla aún más. En fin, si quieres visitar una ciudad especial, con un ritmo diferente, Cadiz es un excelente opción. Es una de esas ciudades para amar por siempre.

16 marzo 2012

De pianos y cerezos


cerezos
De Kentish Town tomé un autobus hasta Archway. Decidí no sentarme en el segundo piso del bus o dobledecker, como lo llaman aquí. Normalmente lo hago, pero tan sólo restaban unos diez minutos hasta la última parada. Así que me fui hacia atrás y me senté a lado de un señor que lucía bastante mayor. Traté de no sentarme sobre su traje que caía hasta el asiento. Me recordó a mis abuelos, quienes ya muy mayores tenían un olor característico que yo pensaba que era propio de mis abuelos hasta que supe que mucha gente de edad van con ese olor por el mundo. En eso noté que un señor que se estaba bajando del autobus, parecía que dejaba una bolsa en el lugar donde se pone el equipaje. Le avisé, pero el señor, que lucía como del mundo árabe, no pareció entenderme o tal vez hizo como si no me entendiera. Se bajó del autobus y dejó la bolsa atrás. En eso, el señor sentado a mi lado me preguntó que si era de Chipre. "No, soy de Venezuela", le dije. "Ah, ¡Venezuela!, ¿y queda cerca de qué país?" me preguntó. "Al lado de Colombia y de Brasil", le dije. Me dijo que yo lucía como si fuera de Chipre y hasta que no vaya a Chipre, me imagino que no sabré bien por qué. ¿Por el pelo? ¿La Naríz? El señor pasó entonces a contarme que había llegado a Londres hacía mucho tiempo. Que había llegado en el año 1951, cuando era muy joven. Una imagen de Londres de la época entonces me vino a la mente. Una ciudad llena de humo, recién salida de la guerra, los hombres con sombreros caminando por la calle y el racionamiento de la comida aún presente. Me dijo que había sido distribuidor de pianos.  Me contó que había viajado por toda Inglaterra y seguramente más allá. Me dijo que entregó un piano que la reina iba a tocar, pero no entendí bien en cuál lugar. Me dijo que un día habían subido un piano cuatro pisos y que luego el piano no pasó por la puerta. Y en otra oportunidad, tuvieron que desmontar una ventana para meter el piano dentro de la casa, pues el cliente estaba desesperado por tocar el piano. Me dijo que eran pianos de una marca reconocida. En ese momento la marca me pareció familiar. Me mencionó a los pianos Stainer, pero esos no eran. "¡Que trabajo tan interesante!" exclamó y me contó que lo había hecho por diez años. Ahora paseaba en autobus por todo Londres con su tarjeta de la tercera edad. Me agradaba verle la cara, llenas de marquitas de la vejez y muy arrugada. Tenía frío y me dijo que antes le parecía que el mes de marzo era más caliente, que era mejor. "Pero", dijo, "tal vez sea que estoy viejo". Y le dije: "No, hoy el día está muy frío y está gris". Confieso que no quería llegar a la parada. Quería escuchar más sobre su historia. Y tal vez si los dos hubieramos sido personajes de una película, hubieramos terminado en un café charlando un rato. Le hubiera hecho muchas preguntas sobre su vida y sobre Londres. Pero éramos personas de la vida real.
Fascinantes siempre las historias de las personas. A veces veo a una persona mayor y trato de imaginármela de joven o inclusive de niño, corriendo por ahí. Otras, veo a un niño y me lo imagino mayor, tal vez llevando una vida feliz o amargada. Normalmente el tipo de vida que llevará se lo atribuyo a la mirada de la madre o el padre que lo lleva. ¿Será tranquilo? ¿Amable? ¿Estudioso? ¿Delincuente? ¿Trabajador? ¿Superficial? ¿Rencoroso? ¿Será feliz? Tantas opciones. Formas de ser para elegir.

Esa luz que conoces

Cerezos en flor
Cerezos en flor, Regent's Park, Londres.

26 enero 2011

Seis millas en Londres

Y como les decía, ¿les decía? En realidad hace tiempo que no les digo nada, pero no es que no quiera, es que aquí hay que sentarse y ser consecuente, ser disciplinada y seguir. Tener un blog es así. Para sacarlo adelante hay que ir poco a poco, recordándolo siempre con cariño. Siempre tengo muchas cosas que contar, unas me siento libre para contarlas y otras no tanto. Hoy por ejemplo, luego de nuestro habitual paseo por Hampstead Heath, decidimos salir al lado de Hampstead y recorrerlo un poco. Creo que ahí me sentí en el Londres de las películas, el Londres que todos queremos o con el cual hemos fantaseado, donde todo es bonito y brillante. Las casas allá son diferentes, resaltan mucho, destacan. Al atardecer, dentro de las casas, encienden las luces, pero las cortinas permanecen abiertas, por lo cual, a aquellas personas (como yo) que disfrutamos de ver dentro de otras casas, se nos van los ojos para ver esos acogedores interiores, normalmente repletos de libros y de cuadros, con alguna lámpara de pie encendida junto a la ventana. Eso sí que es un estándar aquí: las lámparas de pie dentro de las casas. Y la gente se puede poner junto a la ventana a leer, como hoy vimos, mientras nosotros, los transeúntes, los miramos. Bueno, H no mira, él es más discreto, pero mí es irresistible y no puedo dejar de inmaginarme las vidas de esas personas. Si vienen a Londres, den un paseo por Hampstead. Vale la pena. Espero traerles fotos de esa zona, pero si tomo fotos hacia una ventana, H no me hablará en mil años, pues él es muy respetuoso de la privacidad. Yo también, ¡pero a mi modo!

Y bueno, a lo que iba. Hace unas semanas, un domingo, H y yo nos dimos una caminata como de 10 km:

mapa caminata

Nos bajamos cerca de la calle Fleet, pasamos por The Strand, luego bajamos hasta el Támesis. Cruzamos el Puente Westminster, y seguimos por el lado Sur del río hacia el oeste. Pasamos por unas partes solitarias del Paseo del Támesis y llegamos a Battersea Park, para luego subir por el puente Chelsea hasta la estación de metro Sloan Square. El día estaba azulito, la temperatura agradable como para estar afuera y la calle llena de algunos turistas. Son muchas fotos, pero me gustan que salgan de mi computadora y que ustedes las vean.

Estas vistas son del The Strand, una famosa calle de Londres.

The time will arrive

Palacio de Justicia:

Al cielo

Detalles en la misma calle:

EL1-7707

EL1-7725

El Parlamento:

When you come

Támesis:

Cielo azul con ciudad

Gaviotas:

Secuencia (Juegos)

Escena

Se le subió la chaqueta:

A day for a walk (blue sky days)

Vista desde el Puente Chelsea:

City at sunset

Pagoda de la Paz en Battersea Park:

Buda meaning at sunset

Paseantes:

EL1-7815

Y como ven, no parece invierno. Me pregunto a dónde se fue la nieve. La extraño.
Pronto les seguiré contando. Saludos a todos.

30 agosto 2010

La hora de la luz

Hoy es fin de mes, se acaba agosto, mi mes preferido. Creo que esta preferencia viene de niña, pues era el mes de las vacaciones, de los juegos, del Sol, de la playa, de las carreras por el jardín, de las manualidades. Y sumado a esto es mi mes de cumpleaños. :)

Este fabuloso mes dio la talla como siempre. Resultó ser un mes bonito, lleno de Sol, lleno de luz y de alegría aquí en Londres. Aunque claro, ya empezamos a sentir el avance hacia el otoño. Cada vez que veía el Sol radiante en el cielo agarraba mis cosas y salía corriendo con la cámara a capturar algún instante, algún destello y normalmente esperaba ese momento de la tarde donde todo parece dorado. ¡Es la hora de la luz! le digo a mi esposo, quien algunas veces va conmigo. Esa hora de la tarde se ha convertido en uno de mis momentos favoritos en el día. Por eso cuando en La Vuelta al Mundo, un espacio de inspiración fotográfica, Jackie Rueda, su moderadora y creadora, dijo que el tema de este mes era el Sol, yo brinqué en una pata y no paré de tomar fotos.

Adoro tomar fotos con Sol y ver fotos con rayitos de Sol porque suelen muy cálidas y acogedoras. Y eso fue justamente lo que encontré este mes en La Vuelta al Mundo. Puedes hacer click aquí para ver las bellezas que publicaron los integrantes del grupo y también visitar Casi en Serio, donde encontrarás una lista de los blogs que publicaron fotos con Sol. Los dejo con mi contribución fotográfica de este mes. Y tú, ¿no te animas a participar? Veremos cuál será el tema de Septiembre. ¡Saludos!

Out of nowhere

Big Ben Time

The people around

Eye looking

Old movie stars

Light touch

Calle de las Huertas

Child flare

A tale for two

Imposible sky

06 agosto 2010

Junto al Támesis

El otro día nos fuimos de paseo al Támesis. Nos sentamos junto al río, en uno de los banquitos que lo bordean. Era de tarde y hacía un Sol de lujo en esta ciudad normalmente gris y lluviosa. En frente de nosotros podíamos ver las Casas del Parlamento y su reloj de juguete: el bello Big Ben, para mí un patrimonio de la humanidad (¡y que por cierto el parlamento se puede visitar de forma gratuita!). Esperábamos que encendieran las luces de la noche sobre el sitio y el atardecer era hermoso. Había mucha gente a nuestro alrededor. Es así, Londres siempre está lleno de gente en los lugares turísticos y hay gente de todas partes del mundo. Al tiempo, a nuestro lado se sentó una pareja con sus dos hijos. El hijo pequeño a cada momento me tropezaba, lo cual a mí me causaba gracia pero su mamá no dejaba de disculparse con una linda sonrisa hasta que me dijo: “está en pleno proceso de educación”.

Es normal que la gente te busque conversación en Londres, porque hay muchos extranjeros, gente curiosa, gente como nosotros que está conociendo la ciudad. La señora, muy joven, nos preguntó en inglés: ¿de dónde son? De Venezuela, decimos. Y en eso comienza a hablarnos en español. Instantáneamente me cayó bien, una persona sencilla, alegre, calmada y feliz, con unos grandes ojos azules. Nos contó que estaban paseando por Europa para mostrarle a sus dos hijos pequeños dónde habían vivido, pues estuvieron un tiempo en Barcelona, estudiando hace años. Su esposo era arquitecto y ella había estudiado cine, o algo por el estilo. Durante la conversación saltábamos del inglés, al español y ella de cuando en cuando nos hablaba en portugués. ¡Eso me encanta! Qué divertido es practicar la comunicación con gestos y palabras! Eran de Belo Horizonte, Brasil.

También me dijo que habían visitado unos amigos en Francia y me comentaba que se le habían quitado sus preconcepciones en cuanto a la “frialdad” de los franceses, pues tenían buenos amigos ahí que les dedicaban todo su tiempo cuando estaban de visita. Me recordó a una amiga mía que dice que su segunda casa es Francia. Me comentaba que al principio la gente en Francia puede ser distante, pero cuando te consideran un amigo, eres alguien más de la familia. Me gusta pensar que lo que cambia de un lugar a otro en el mundo es la forma de ser pero he notado que no varía demasiado, bueno, al menos desde mi punto de vista. Me gusta decirme a mi misma cuando conozco un lugar que me sorprende: “tienen otra manera de ser”. Tal vez en un sitio pueden muy efusivos o más dados a la sonrisa. Mientras que en otros sitios varía el sentido del humor y también lo que los hace reír. ¡Esto de describir un lugar y su gente es tan difícil sin caer en clichés despectivos!

Seguimos conversando e inclusive hablamos de los costos de pasear y vivir en Londres y de que por ejemplo para ellos (y para nosotros!) lo que estábamos haciendo, eso de pasar una tarde en contemplación (jajajaja!), era lo mejor y lo más económico. Total que estuvimos hablando como dos horas, sobre Europa, la llamada crisis, los cambios que sufren los países a lo largo del tiempo, de la cantidad de inmigrantes en Londres, etc. Todo muy relajado.

Al final la señora me dijo: “estamos aquí para abrirle la mente a nuestros hijos” y sonrió. Eso me causó mucha gracia, en realidad me encantó. Y sí, ciertamente, nada mejor para ampliar la conciencia que ver otros lugares, que hablar con gente de otros sitios, que ver la movida de otras ciudades, nada mejor para eso que preguntarse cómo vive la gente en el lugar que visitas pero desde mi punto de vista es mucho más enriquecedor vivir en el sitio. Es realmente asombroso cómo esto de abrir la mente es muy difícil de explicar. Yo diría que es algo así como no dar las cosas por sentado y también a no tomarte nada de forma personal. También me dijo: "este es nuestro legado para el mundo, nuestros hijos y queremos dejar un buen legado", lo cual me pareció muy tierno. En fin, gente buena, sencilla y agradecida con la vida.

Siempre recuerdo a mi hermana que tiene un tiempo fuera de Venezuela (y lo disfruta mucho), quien me decía: “¿sabes qué Alejandra? Esto yo no se lo digo a nadie, ni se lo recomiendo a nadie, pero yo te lo digo a ti, que eres mi hermana y que me entiendes: sal de Venezuela para que sepas lo que es vivir en otro lado. Simplemente hazlo”. Yo me digo a mi misma: aunque regrese a Venezuela en poco tiempo o en mucho tiempo, siempre recordaré estos meses fuera de mi país.

Les dejo una de las fotos que tomé esa tarde.

Big Ben Time