31 octubre 2010

Barbilla al piso

Aquí la idea era arrastrarse por el suelo, ensuciarse las rodillas y pegar la barbilla en el piso, hasta encontrarse tope a tope con las hormigas, los hongos, las piedritas, la grama, las hojas, enfocar haciendo equilibrio con todas las miradas de la gente alrededor sobre tí preguntándose que carrizo estás haciendo en esa posición tan extraña (incluido tu esposo) y luego sentir las sonrisas desplegadas en los rostros que observan, al darse cuenta de que lo que quieres es captar una foto. Y de lo que hablo es del grupo fotográfico La Vuelta al Mundo, en donde Jackie Rueda propuso para este mes de octubre el tema cámara en el suelo.

Es increíble las imágenes tan maravillosas que se pueden conseguir al cambiar de perspectiva, tal como se pueden conseguir cosas mágicas, cuando decidimos cambiar algunos puntos de vista sobre la vida. Puedes hacer click aquí para ver todas esas fotos lindas de este mes y también visitar Casi en Serio, donde encontrarás una lista de los blogs que publicaron sus fotos como yo.

Abajo puedes disfrutar de las fotos con las cuales participé este mes. Por supuesto que muestran mi idilio con las hojas del otoño y mi amada luz de tarde.
También puedes ver mi participación del mes de septiembre en La Vuelta al Mundo aquí.
Para ver otras de mis fotos puedes visitar mi galería aquí.
Y hoy veremos cuál es el tema del mes de noviembre, que aquí en Londres será un poquito frío y lleno de fuegos artificiales. ;)

Una hoja en Hyde Park:

Resting

En una colina de Hampstead Heath:

Ground life

En un camino de Hampstead Heath:

Grass point of view

Una vista en Waterlow Park:

Cottage in my park

22 octubre 2010

Otoñando (Let it takes its course)


Daydreaming

Me he propuesto escribir más a menudo aquí, pero el tiempo pasa más deprisa de lo que quiero. Siento una brisa fresca en esta ciudad, un nuevo inicio, un agradable interrogante de lo que puede ser y lo que no, porque aún no sabemos si nos quedaremos por aquí. Y es que no se sabe nada de la vida. La podemos adivinar un poco y trabajar arduamente sobre ella, pero siempre nos sorprende. Me gusta pensar en la frase: Let nature takes its course. Así que estoy tan sólo Otoñando! Bueno, también investigando unas cositas por ahí, porque aquí hay mucho que aprender.

There´s a wind

Y sí, llegó el otoño! El tan esperado Otoño. Yo estoy enamorada de esta estación. Y me enamoré de ella aún sin conocerla, pues de niña cuando me enteré de que vivía en un país de sólo dos estaciones, siempre quise vivir en un lugar en donde existieran las cuatro, y poder ver cómo era el otoño (porque ya he tenido la suerte de ver el invierno). Y bueno, aquí estoy. Es así cómo se va formando nuestra vida, de pequeños deseos que de pronto se hacen realidad y todo va encajando, queriéndolo o no.

Crecí escuchando Las Estaciones de Antonio Vivaldi, que mi papá siempre nos puso de niñas. Y desde entonces las disfruto. Me emociona escuchar esos violines en cualquier lugar, porque me recuerdan a mi infancia. Una vez las escuché en mi pequeño pueblo. Eramos unas pocas personas en ese concierto y la pequeña orquesta tocaba fenomenal. Y la entrada era tan barata que daba dolor. A lo largo del tiempo me aprendí completas Las Cuatro Estaciones, de tanto escucharlas, con las entradas y las salidas de los violines, los cambios y las notas. Que rico. Son hermosas y mientras escribo esto, las escucho. Y sí, finalmente: Otoño, ¡te estoy viendo!

Si quieres escuchar la parte del Otoño de Las Cuatro Estaciones haz click aquí. Podrás sentir la alegría que transmite, para luego pasar a una fase de tranquilidad y reflexión, donde me imagino a las hojas cayendo y todo preparándose para el invierno. Y es que es imposible no sentirse bien con los variados y cálidos tonos de esta estación, mientras se camina bajo los árboles viendo cómo caen las hojas y sintiéndolas crujir bajo tus pies. Y si hace Sol, la luz ilumina todos esos tonos amarillos o anaranjaditos.

Y más allá, a lo lejos, se ve a la gente paseandito y disfrutando como yo, del otoño, todos abrigados y con sus botas para llenarlas de barro. Quiero unas botas de plástico para meterme en los charcos con ellas. Sí, aquí no tienes que ser un niños para llenarte los zapatos de barro.


Tiny landscape

Aquí la gente está muy pendiente del clima y es algo que disfruto. O sea, saber si va a llover mañana o no, qué temperatura hace o cuándo caerán las hojas de los árboles. Cada vez que enciendo la computadora me voy al pronóstico del tiempo y nunca dejo de pensar en otros tiempos, cuando tal vez con la forma de las nubes, el olor en el aire y el comportamiento de un cabello, trataban de predecir el clima. Esto del cabello no estoy segura, pero siempre lo he escuchado por ahí.

The kindness of life


Sat and dreaming

Y mientras mi papá nos hablaba de Las Cuatro Estaciones, mi mamá nos enseñaba qué era el muérdago y nos mostraba cómo dibujarlo para Navidad. En Venezuela no hay de estas plantas, así que es bonito verlas por aquí.

Mistletoe

Espero traerles pronto más fotos del otoño. También pueden visitar mi galería de fotos aquí.

10 octubre 2010

Los hay para todos los gustos

Londres, Londres!
Una ciudad llena de relojes, donde el tiempo pasa de prisa y la gente camina rápido por sus calles y avenidas. Es una de las simples razones de por qué me gusta Londres, o sea, porque tiene relojes (no porque la gente camine de prisa :)) y relojes de los antiguos. De hecho, cuando haga mi lista de por qué me gusta Londres, la añadiré ahí.
En cada esquina se asoma un reloj, en cada cornisa, en cada edificio, en el tope, de lado, pequeño o grande, ahí está el reloj. Yo adoro los relojes. Me gusta ver sus innumerables diseños y más si son viejos. Cuando veo un reloj por estas calles, le quiero tomar una foto de inmediatamente. Y es que me parece que forman parte de la historia de esta ciudad ciudad y de ese legendario puntualismo británico. Cada vez que los veo me imagino a los hombres, un siglo atrás, caminando con sombreros de copa y revisando sus relojes de bolsillo. Hay un reloj por ahí, en esta ciudad, que muestra unas figuritas moviéndose cada vez que da la hora. Sí, es que los relojes cucu siguen siendo curiosos para mí. Y bueno, cuando oigo el Big Ben a lo lejos me emociono como niño con juguete nuevo. Suenan preciosas sus campanadas a lo lejos y el sonido se desliza suavemente por el Támesis.
De algún modo, los relojes también me hacen recordar a los cuentos de hadas. Tal vez por eso me hacen tan felices. Porque vuelvo a esa época de ensoñación: mi infancia. Cuando los veo recuerdo a Alicia en el País de las maravillas, El Cascanueces, Peter Pan, Mary Poppins. O sea, a la gente con la que crecí.
Poco a poco voy coleccionando fotos de relojes.
Lo más curioso de todo es que yo no uso reloj pulsera. Y es que una vez noté que veía mi reloj cada cinco minutos, en las clases, antes de entrar al cine, en el tráfico, en las salas de espera, en las fiestas. Así que dije: no más. Y decidí buscar la hora por ahí, a mi alrededor. Sin embargo, suelo usar el del celular. Es bárbaro notar cómo el mundo está lleno de relojes. Y hasta me encontré una vez un reloj pulsera de lo más elegante por la calle. He recibido relojes de regalo varias veces, pero nada que los uso. Yo prefiero verlos por ahí. Es que son tan bonitos! Sí, unas piezas de arte...

Sujete el reloj con una mano, tome con dos dedos la llave de la cuerda, remóntela suavemente. Ahora se abre otro plazo, los árboles despliegan sus hojas, las barcas corren regatas, el tiempo como un abanico se va llenando de sí mismo y de él brotan el aire, las brisas de la tierra, la sombra de una mujer, el perfume del pan.
Julio Cortázar

P.D. Recordé que hoy mi blog cumple años! Que casualidad que publiqué justo hoy. Tengo 1 año ya dejando mis palabras por aquí. Saludos a todos los que pasan a leer estas palabras!
Felicidades blog.

Witness


The last hour