19 diciembre 2009

Día del inmigrante: 18 de Diciembre

Hoy es el día del inmigrante. Sí, hoy se recuerdan aquellas personas que dejaron sus tierras en busca de un destino mejor o porque ya no podían vivir más en sus lugares natales, por inseguridad o catastrofes naturales. Sin embargo, creo que la inmigración está en el corazón de nosotros, los humanos. Hace miles de años fuimos nómadas y hoy nuestra especie está regada por el mundo gracias a ese impulso que nos motiva a movernos, a buscar más, a crecer, a mejorarnos a nosotros mismos, siempre buscando la vida, una mejor vida, porque a eso venimos, a ser Vida. En nuestras venas corre el deseo de recorrer lugares, de desplazarnos grandes distancias, de conocer aquello que es diferente. Nuestros ancestros buscaban un lugar para beber agua, un lugar fértil donde crecieran frutos, un sitio donde pastaran animales que ellos pudieran cazar. En nuestros corazones mora ese sueño de la búsqueda de la felicidad. Y sí, hay quienes encuentran ese lugar en donde nacieron, pero otros lo encuentran más allá de los límites de sus pueblos de origen o más allá del país donde nacieron. Pienso que por mis venas corre la sangre de muchos emigrantes. La primera historia de ellos es la de mi abuelo paterno. Cuenta mi familia que se vino de la lejana ciudad de Maturín, capital del Estado Monagas, por allá en los años 20. Mi abuelo aparece en el medio de la foto, cruzando un río que lo llevaría a la gran ciudad de Caracas, la ciudad de los techos rojos. Sin saber lo que le esperaba, dejó a sus padres, a sus hermanos, el lugar donde creció y se marchó a buscar su destino. Y la historia cuenta que abrió una botica en una de las esquinas de Caracas, conoció al amor de su vida y se casó a los 40 años. Tuvo 4 hijos y construyó un edificio con el apoyo de su esposa. Veo esa foto y entiendo de dónde viene mi deseo de partir, de dónde vienen las ganas de lanzarme a una aventura de llegar a un nuevo sitio, empezar desde cero y construir una vida, así como hizo mi abuelo. El lo logró. Ahí en la foto lo veo sonriendo. Y cuando le tomaron esa foto, él no sabía lo que el destino le tenía preparado, aunque tal vez simplemente sea que él forjó su destino, creó el mundo que él quería a su alrededor. Tuvo una vida feliz y si él no se hubiera atrevido a buscar más allá de lo que él conocía, si no hubiera seguido a su corazón, si no se hubiera lanzado a esa gran aventura yo no estaría aquí conmemorando el día del inmigrante, como lo fue mi abuelo al dejar sus tierras atrás.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Hey, de verdad ese es mi abuelo?

Alejandra Click dijo...

Sí! Haz click sobre la foto para que la veas más grande. Creo que es el río Apure. Voy a verificar con familia y allegados..

Alejandra Click dijo...

O sea, veré si es el río Apure, pero de que es mi abuelo, sí que lo es..