17 octubre 2009

De España para México: la historia del taxista

Recuerdo una vez, estando en Ciudad de México, un taxista pasó a recorgerme por la puerta del edificio donde me estaba quedando. El chico, muy amable, me abrió la puerta y puso mi equipaje en la maleta del carro. Ya dentro del auto le pregunté cuánto tardaríamos en llegar al aeropuerto y que ruta iba a tomar. Cual fue mi sorpresa cuando aquel típico mexicano empezó a hablar con un marcado acento español. "Un momentico", le dije, "¿Qué le pasó a tu acento mexicano?", le pregunté estupefacta, pues lo que menos me esperaba es que un taxista con marcadas raíces mexicanas hablara con el acento de los conquistadores. "Pues mire" comentó amablemente, "mi madre, que es mexicana, se casó con un español y ha vivido desde entonces en España. Yo nací y crecí allá y estudié turismo. Tener buenos ingresos en el área del turismo es difícil en España. Yo quería conocer la tierra de mi madre y pues aquí estoy. Me va muy bien con el negocio de los taxis. A penas llegué comencé como taxista y empecé a indagar en el negocio. A los meses ahorré para comprarme mi primer taxi y ahora tengo alrededor de cuatro taxis que alquilo, más este. Mi meta es llegar a diez, como el dueño de la línea (o sitio de taxis, como dicen en México), y vivir de ello comodamente. Con esfuerzo y con trabajo lo lograré y siento que en este país hay muchas oportunidades. Espero comprar una casa en menos de un año. Yo me quedo aquí".
Me bajé del taxi, pensativa y sonriente porque me había encantado la historia. Tanta gente queriendo emigrar a España y este chico, muy joven por cierto, encuentra su lugar en la vida, en la tierra que su madre dejó atrás, que para muchos pertenece al tercer mundo. Y encuentra más oportunidades que en la muy solicitada España, donde muchos otros sueñan con cumplir unos deseos similares al del chico emigrante en México, el lugar de sus ancestros.

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